Vino a la comida de la Peña y le acompañaba su hermano, Alberto Vázquez, también cantante y especialista en esos musicales que desde hace unas temporadas decoran la Gran Vía de Madrid con enorme éxito. Se mostró tal cual es: simpática, asequible, sincera y, a la vez, con seguridad en sus convicciones, en su forma de entender este difícil mundo que es el de la música, voluble e inconsistente para alguien que no tenga su fuerza de voluntad.

Ha vivido, en cinco décadas de vida artística, los cambios y vaivenes de esta profesión. Sus triunfos y sus altibajos. Nos ha regalado éxitos como parte del trío y otros como solista. Ha rendido homenaje en sus conciertos a coetáneas como Mari Trini.

Preside la Asociación de Pioneros del Pop madrileño. Defiende su profesión y la de sus compañeros con convicción y solidaridad. Y nos dejó en la Peña la sensación de que habíamos almorzado con una artista con todas las letras y una mujer que sabe lo que vale. Y lo asume y maneja con solidaridad y sin aspavientos.

José Ramón Pardo.

I