Miguel Rellán

22 de Noviembre 2022

Talentoso, carismático, maravillosamente natural, culto y tremendamente simpático, Rellán nunca fuerza ninguno de sus dones. Es un ejemplo del fluir en todo: en la pasión, en la perseverancia, en la curiosidad y hasta en la lucha.

 

 

Creativo y reflexivo, distinguidor de las voces de los ecos, podría, muy bien, suscribir estas palabras, y otras más, con las que se definió Machado:

 

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina, 
pero mi verso brota de manantial sereno; 
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina, 
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

 

Probablemente él no se atrevería nunca a apropiarse de esos versos, pero los que le conocen se los adjudicaríamos con los ojos cerrados. ¡Pocas personas concitan tan unánime consenso, personal y profesional!

Con él disfrutamos de un almuerzo entrañable y una tertulia reseñable llena de pequeñas perlas de sabiduría:

 

“El arte no cambia el mundo, pero sí cambia a las personas”.

“Hay que pasar por la vida, pero dejar que la vida pase por uno”.

“Vivir como si fuéramos inmortales; morir viviendo”.

 

¡Ave, Miguel! Los que van a vivir te saludan.

¡Ganados por siempre, para tu ejército de guerreros de la vida! Escucharte es mágico y catártico.

Gracias por tu confianza y por tu amistad, querido Miguel, que es un sublime tesoro.

Y con ovación cerrada despido tu semblanza, ¿la oyes?

 

Estela Alcaraz

© Derechos de autor: Peña Periodística Primera Plana

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